viernes, 1 de enero de 2010

Me siento a gusto en este espacio que frecuento a pesar de todo. Digo a pesar de todo porque, hoy, a diferencia de otras veces, he proliferado en miles de actividades que concentran placeres simultáneos. De esto no podía dar cuenta por varias razones: primero porque venía a leer periódicos o revistas y en esas lecturas pasaba horas enteras haciendo uso de niveles de concentración tan altos que el entorno no contaba para nada. Sólo lectura. Otras veces suelo escribir, actividad exigente en los niveles de atención máximos requeridos para atender el compromiso de hacerlo con la intención de lograr buenos resultados. En otras, camino, tomo fotografías y busco detalles para lograr excelentes registros. Miro, encuadro, enfoco y compongo. Hoy…vine con mi portátil e, inmerso dentro de sus posibilidades, he abierto, durante las primeras horas de la mañana, los correos de los cuales dispongo, abrí páginas en Internet, indagué, escuche voces, tomé notas, abrí opciones de búsqueda y por supuesto, las alas para un prolongado vuelo interior que hizo que me derritiera en el éxtasis divino que disparó esta reflexión. Cierto que aprendo mucho sin concentrarme. La contemplación me ha llevado de la mano de una fuerza desconocida desde la cual observo, como desde un alminar, todo lo que mis cinco sentidos contemplan al mismo tiempo. Todas las licencias se me permiten con una velocidad indescriptible y de vértigo inofensivo que, como en una cena servida con exuberancia, permite los placeres de cada componente en un plato exquisito. Escribo ahora en el portátil, escucho la podadora de césped, miro mis trebejos de mano extendidos sobre una vieja mesita abandonada en una de las casetas del parque, miro a lo lejos y me regocijo con animales, con vegetación y contrastes de paisaje, con las actividades de los jardineros en un ambiente apacible. Me siento rey en un universo de todos pero ausente de súbditos, libre de compromisos y de obligaciones. Libre en un paraíso terrenal ganado sin lucha, sin violencia, sin codicia. Un paraíso ganado, momento a momento, con la humilde disposición de quien contemplando y observando se fue a todos los lugares que sin excepción encuentran discreta la inconfundible expresión de lo divino. Estamos en un universo ardiendo con amor. En un Universo total en el que todos cabemos, en donde todo se concentra en la sublime y amorosa unidad. Aquí, en este ejercicio, a medida que escribo voy ejercitando el momento a momento y el paso a paso por entre el aquí y el ahora que es todo lo que hay y todo lo que soy. No en vano la literatura y el arte han ejercido por si solos la pedagogía y el secreto de la comprensión del esplendor del tiempo. ¿Donde nacen las historias? La ficción es el evidente poder de crear y el desarrollo de la capacidad de entretener. Esta es la opción de Vargas Llosa en su afán de compartir y difundir su arte de escritor. Unas bases elementales como mínimas, una libertad absoluta, un orden sincrónico como monorriel o como cauce, un narrador omnisciente, un tiempo, una tercera persona y toda esa parafernalia que ambienta un poder de convicción en el marco de una pequeña historia o en medio de una larga.

1 comentario:

  1. Querido amigo: estos días tu proliferación en miles de actividades que concentran placeres simultáneos, ajenos a tu blog, produjo un prolongado silencio que leo como entradas en blanco. Entradas silentes que pueden representarse con la carencia de texto. También leo tus no entradas. Leo la ausencia de tus palabras.

    Leidy B.B.

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