domingo, 20 de diciembre de 2009
cultura de la inmovilidad
sábado, 19 de diciembre de 2009
Con Umberto y Lady
viernes, 18 de diciembre de 2009
escribir una novela que atrape al lector
miércoles, 16 de diciembre de 2009
Nuestro camino tiene el cruce obligatorio, ineludible e invariable con el de los demás. Es una constante de aproximaciones o divergencias útiles como la fragua e inevitables como el respirar. La irregularidades del terreno son contrastantes con las variaciones de imperceptibles movimientos sinfónicos ajustados a los sorpresivos sucesos de un libreto inédito suceptible de formarse en un guión literario. Así vamos todos.
La calma precede al caos o al agite de la convulsión generada con las contradicciones. La tempestad, con sus descargas, alimentando la conciencia reflexiva y ajustándola cada que el impacto cambiante de las circunstancias lo requiera. Eros marca el paso. Cada paso. No toma partido. El eros, por supuesto, es la materia prima en su pedagogía de la neutralidad y del éxtasis de la liberación equivalente al goce supremo de la vida.En la papelera de reciclaje con entradas de diario sin editar a la espera de su culminación definitiva o su regreso a la cotidianidad.
Lo observé con la detenida paciencia del analista y entendí su infinita preocupación por sus mas recientes vivencias. Las cosas habían tomado insospechados rumbos a los cuales le sumaba profundos sentimientos alimentados por una explicable solidaridad colectiva. La expresión de su rostro, profunda y grave en la inclinación de su cabeza rígida, apenas sostenida por los dedos de su mano izquierda abiertos en abanico sobre la frente. Sus lentes parecían un par de velas en una embaracaciòn a la deriva en un mar entre sereno y agitado. Las comisuras de sus labios entreabiertos reflejaban un angustiado monólogo interior y las arrugas de la frente la sintàxis de una psique convulsionada. En ese instante, creo, renunció a todo incluida la posibilidad de una determinación fácil.
Desde entonces viaja en su eterno presente, sin retrospectivas, ajeno a su pasado. Va por entre senderos y laberintos. Va o viene a discreción. El deseo no lo detiene ni congela. Vive en el aquí y en al ahora como núcleo constante.