MARCHANTE
No recuerdo cuando, ni como, ni en qué condiciones la vi por vez primera. La frescura de sus años reflejada en su rostro juvenil, en la gravedad de sus gestos y en una que otra sonrisa abrió las puertas a un éxtasis irreversible como los estados de gracia. La albura de su vestido de ángel y su alma de niña que pasa suspirando presentes, centrados o lejanos, movió demonios interiores y nos ancló en la oscuridad de los apegos.
Una mañana, al día siguiente, caminaba en la mitad de la primera línea detrás de los abanderados. Descendió del capacete de un vehículo y ahora camina en tierra firme con el desgreño del paso firme de un portaestandarte de vanidad y de autosuficiencia.
viernes, 15 de enero de 2010
SAMARITANO
En medio de un torrencial aguacero el samaritano recogió, en su auto, a una anciana que se desplazaba, en compañía de un niño, a su ciudad de origen. Al subir al vehículo, como aceptación del ofrecimiento, la anciana exclamó con gran seguridad y dueña de sí: -“¡No sé si estuve muy de buenas o muy de malas!-“
El desenlace de su gesto le permitió una necesaria y profunda reflexión.
En medio de un torrencial aguacero el samaritano recogió, en su auto, a una anciana que se desplazaba, en compañía de un niño, a su ciudad de origen. Al subir al vehículo, como aceptación del ofrecimiento, la anciana exclamó con gran seguridad y dueña de sí: -“¡No sé si estuve muy de buenas o muy de malas!-“
El desenlace de su gesto le permitió una necesaria y profunda reflexión.
jueves, 14 de enero de 2010
Podré pensar en la ejecución de una danza pagana en medio de la celebración de una eucaristía en un templo católico. Un coro de niños cantaba al ritmo de la ejecución de una rutilante música instrumental ejecutada por músicos del mismo grupo. Un angelito, de luz, agitando un velo y las palmas rutilando con la magia imperceptible, confundida, discreta y escondida dentro de la algarabía de la gente reaccionando con verdadero frenesí y una locura colectiva que nos sacaba de la concentración. El éxtasis nos permitía retomar el hilo de tal manera que las escenas quedaban grabadas con la plenitud de lo vivido. Lo que cada uno dijo, lo que cada uno actuó, los gestos, las expresiones de un rostro colectivo, los ademanes….
Después, al mucho rato, en la cafetería de siempre estaba sentada Clara Luz en una mesa que parecía un pequeño altar. Cuello de bandeja y los hombros al descubierto amparando unos senos pequeños agachados como un par de ovejas pastando en un vientre sugiriendo las voluptuosas ondulaciones de formas sinuosas sugeridas con una vehemente maestría.
A Indiana Jones lo marcaba el sombrero, el bigote lo delataba, el cabello rojizo lo identificaba, las piernas largas lo hacían parecido a Eneas el de las tiras cómicas, las manos huesudas y la complexión física le venían como anillo al dedo a su camisa de cuadros y a sus bluyines americanos. Se busca. Le dije que en cualquier parte era un perseguido político menos aquí en donde con toda seguridad terminaría volviéndose un intolerante perseguidor.
Los aplausos son para el creador dijo la directora cuando terminó la actuación de los niños cantores, músicos y danzantes del templo.
Días después fui hasta la Feria del libro. Estuve confundido durante horas en el interminable torrente de una concurrencia colmando todos los rincones y cerrando filas en torno a las naturales expectativas de un evento en el que toneladas de papel encaraban la avidez del libro. Compulsos compradores, buenos precios, hallazgos insólitos y curiosos sumaban al lastre de quienes todavía soportamos el karma del peso de una biblioteca congestionada, abarrotada, atiborrada de libros en actitud de espera.
Caíamos en la tentación de seguir comprando. Un libro aquí, un paquete de varios volúmenes allá, una promoción de revistas ahí. Un movimiento colectivo y una enloquecedora circulación en todas direcciones de enormes cajas, paquetes, mochilas en las manos de cada visitante a lo mejor acosados, como yo lo estuve, por el exceso en los volúmenes de las compras.
En adelante habrá necesidad de arrojar el lastre y aligerar la carga que durante años he cargado.
Después, al mucho rato, en la cafetería de siempre estaba sentada Clara Luz en una mesa que parecía un pequeño altar. Cuello de bandeja y los hombros al descubierto amparando unos senos pequeños agachados como un par de ovejas pastando en un vientre sugiriendo las voluptuosas ondulaciones de formas sinuosas sugeridas con una vehemente maestría.
A Indiana Jones lo marcaba el sombrero, el bigote lo delataba, el cabello rojizo lo identificaba, las piernas largas lo hacían parecido a Eneas el de las tiras cómicas, las manos huesudas y la complexión física le venían como anillo al dedo a su camisa de cuadros y a sus bluyines americanos. Se busca. Le dije que en cualquier parte era un perseguido político menos aquí en donde con toda seguridad terminaría volviéndose un intolerante perseguidor.
Los aplausos son para el creador dijo la directora cuando terminó la actuación de los niños cantores, músicos y danzantes del templo.
Días después fui hasta la Feria del libro. Estuve confundido durante horas en el interminable torrente de una concurrencia colmando todos los rincones y cerrando filas en torno a las naturales expectativas de un evento en el que toneladas de papel encaraban la avidez del libro. Compulsos compradores, buenos precios, hallazgos insólitos y curiosos sumaban al lastre de quienes todavía soportamos el karma del peso de una biblioteca congestionada, abarrotada, atiborrada de libros en actitud de espera.
Caíamos en la tentación de seguir comprando. Un libro aquí, un paquete de varios volúmenes allá, una promoción de revistas ahí. Un movimiento colectivo y una enloquecedora circulación en todas direcciones de enormes cajas, paquetes, mochilas en las manos de cada visitante a lo mejor acosados, como yo lo estuve, por el exceso en los volúmenes de las compras.
En adelante habrá necesidad de arrojar el lastre y aligerar la carga que durante años he cargado.
domingo, 10 de enero de 2010
viernes, 1 de enero de 2010
Me siento a gusto en este espacio que frecuento a pesar de todo. Digo a pesar de todo porque, hoy, a diferencia de otras veces, he proliferado en miles de actividades que concentran placeres simultáneos. De esto no podía dar cuenta por varias razones: primero porque venía a leer periódicos o revistas y en esas lecturas pasaba horas enteras haciendo uso de niveles de concentración tan altos que el entorno no contaba para nada. Sólo lectura. Otras veces suelo escribir, actividad exigente en los niveles de atención máximos requeridos para atender el compromiso de hacerlo con la intención de lograr buenos resultados. En otras, camino, tomo fotografías y busco detalles para lograr excelentes registros. Miro, encuadro, enfoco y compongo. Hoy…vine con mi portátil e, inmerso dentro de sus posibilidades, he abierto, durante las primeras horas de la mañana, los correos de los cuales dispongo, abrí páginas en Internet, indagué, escuche voces, tomé notas, abrí opciones de búsqueda y por supuesto, las alas para un prolongado vuelo interior que hizo que me derritiera en el éxtasis divino que disparó esta reflexión. Cierto que aprendo mucho sin concentrarme. La contemplación me ha llevado de la mano de una fuerza desconocida desde la cual observo, como desde un alminar, todo lo que mis cinco sentidos contemplan al mismo tiempo. Todas las licencias se me permiten con una velocidad indescriptible y de vértigo inofensivo que, como en una cena servida con exuberancia, permite los placeres de cada componente en un plato exquisito. Escribo ahora en el portátil, escucho la podadora de césped, miro mis trebejos de mano extendidos sobre una vieja mesita abandonada en una de las casetas del parque, miro a lo lejos y me regocijo con animales, con vegetación y contrastes de paisaje, con las actividades de los jardineros en un ambiente apacible. Me siento rey en un universo de todos pero ausente de súbditos, libre de compromisos y de obligaciones. Libre en un paraíso terrenal ganado sin lucha, sin violencia, sin codicia. Un paraíso ganado, momento a momento, con la humilde disposición de quien contemplando y observando se fue a todos los lugares que sin excepción encuentran discreta la inconfundible expresión de lo divino. Estamos en un universo ardiendo con amor. En un Universo total en el que todos cabemos, en donde todo se concentra en la sublime y amorosa unidad. Aquí, en este ejercicio, a medida que escribo voy ejercitando el momento a momento y el paso a paso por entre el aquí y el ahora que es todo lo que hay y todo lo que soy. No en vano la literatura y el arte han ejercido por si solos la pedagogía y el secreto de la comprensión del esplendor del tiempo. ¿Donde nacen las historias? La ficción es el evidente poder de crear y el desarrollo de la capacidad de entretener. Esta es la opción de Vargas Llosa en su afán de compartir y difundir su arte de escritor. Unas bases elementales como mínimas, una libertad absoluta, un orden sincrónico como monorriel o como cauce, un narrador omnisciente, un tiempo, una tercera persona y toda esa parafernalia que ambienta un poder de convicción en el marco de una pequeña historia o en medio de una larga.
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